Reverencia por la Eucaristía
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Reverencia por la Eucaristía

Postraos ante el Señor y adoradlo  (Salmo 95)

Pensemos en todos los gestos cuyo significado simbólico damos por sentado. Un saludo con la mano a alguien que está en la otra punta de una habitación, una cabeza inclinada hacia un lado para mostrar perplejidad, un pulgar hacia arriba por un trabajo bien hecho. Otros gestos silenciosos nos recuerdan la dignidad de otra persona, por ejemplo, ponerse de pie ante un tribunal para reconocer al juez, la reverencia o la inclinación ante un rey o una reina, o las manos unidas y la reverencia profunda en la tradición oriental. Si mostramos estos signos de reverencia por el prójimo, cuánto más debemos mostrar signos de reverencia por Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía.

Cuando pasamos frente a un sagrario con el Santísimo Sacramento reservado, hacemos una profunda señal de reverencia. Por lo general, se trata de una genuflexión sobre una rodilla o, si tenemos problemas físicos, una reverencia profunda. Mostramos reverencia durante la celebración de la Misa con nuestra atento compromiso con el sacrificio que se ofrece y nuestra participación activa en él, tanto interna como externamente. Deberíamos sentir reverencia cuando el sacerdote “reúne no solo el pan y el vino, sino también la sustancia de nuestras vidas y los une al sacrificio perfecto de Cristo, ofreciéndolos al Padre”. (USCCB, “La Eucaristía”, noviembre de 2021.) Cuando nos acercamos para recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo en forma de pan y/o vino, deberíamos caminar con reverencia y dignidad, significando la naturaleza profunda de lo estamos a punto de hacer, unir el Cuerpo de Cristo al nuestro propio cuerpo. Al acercarnos al altar con las manos juntas, inclinamos la cabeza antes de recibir la Sagrada Comunión y mostramos una profunda reverencia mientras la recibimos. Nuestra reverencia por el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Cristo se refleja en nuestro solemne “Amén,” “Así sea,” un acto de fe en la Presencia Divina. Es costumbre hacer la señal de la cruz después de recibir; hagamos un mayor esfuerzo en hacer la señal de la cruz más despacio y con mayor conciencia, en lugar de hacer un movimiento apresurado con la mano.

Nuestra reverencia por la Eucaristía comienza incluso antes de ir a la iglesia. Ayunar durante una hora antes de la Comunión de todos los sólidos y líquidos, con la excepción del agua y la medicina requerida, muestra nuestro respeto y reverencia por Su verdadera presencia en la Eucaristía. También debemos estar en estado de gracia (conscientes de no haber cometido ningún pecado grave) cuando nos acercamos para recibir la Sagrada Comunión.

La reverencia por la Eucaristía debe mostrar nuestra humildad de corazón y el compromiso de vivir los valores del Evangelio en la fe, en imitación y en unidad con Jesucristo, nuestro Señor Resucitado.

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